vacuna, jeringuilla, médico, Pixabay vacuna, jeringuilla, médico - Pixabay

¿Sabías que? La vacuna contra la Hepatitis B fue creada por un chileno, revolucionó la prevención y transformó la salud global

La inmunización contra hepatitis B previene infecciones y cáncer, utiliza tecnología de ADN recombinante y requiere un manejo cuidadoso para mantener su eficacia.

La vacuna contra la hepatitis B se posiciona como un recurso esencial en la lucha contra las infecciones por este virus, responsable de causar severos problemas de salud, incluyendo el hepatocarcinoma, un tipo de cáncer de hígado. Este avance médico, que ha demostrado su eficacia, utiliza una de las proteínas del virus de la hepatitis B, el antígeno de superficie. A través de un esquema de tres dosis inyectables, se promueve la creación de anticuerpos específicos, conocidos como anti-HBsAg, que protegen al organismo de futuras infecciones.

Desarrollo y tipos de vacunas

Originalmente, las vacunas contra la hepatitis B se elaboraban a partir de plasma sanguíneo de pacientes infectados. Sin embargo, desde 1986 se han implementado vacunas fabricadas mediante ADN recombinante, desarrolladas por el bioquímico chileno Pablo Valenzuela. Esta nueva técnica permite producir proteínas utilizando cultivos de levaduras modificadas genéticamente, evitando el uso de células humanas o tejidos de animales, lo que aumenta la seguridad y la eficiencia de la vacunación.

El almacenamiento adecuado de estas vacunas es crucial, ya que son productos biológicos termolábiles. Es necesario conservarlas entre +2 °C y +8 °C, ya que temperaturas fuera de este rango pueden afectar su eficacia. Asimismo, el personal de salud debe estar capacitado en la correcta manipulación y transporte de las vacunas para garantizar que mantengan su actividad.

La hepatitis B es una de las infecciones virales que más preocupan a nivel mundial. La vacuna no solo previene la infección, sino que también se ha comprobado su capacidad para reducir el riesgo de desarrollar cáncer de hígado. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos destacan que la vacuna contra la hepatitis B fue la primera en prevenir una forma de cáncer.

Transmisión y vacunación

La transmisión del virus de la hepatitis B se da principalmente a través de prácticas específicas, como:

  • Contacto directo con fluidos corporales infectados.
  • Relaciones sexuales sin protección.
  • Compartir agujas o elementos punzantes.
  • De una madre infectada a su hijo durante el parto.

Es importante destacar que el virus puede sobrevivir fuera del cuerpo humano hasta por siete días, manteniendo su potencial infeccioso. Aunque no se transmite a través de alimentos, agua o-contactos casuales, los neonatos de madres infectadas deben ser vacunados inmediatamente, idealmente dentro de las primeras 24 horas después del nacimiento. El calendario recomendado incluye una segunda dosis a los dos meses y una tercera a los seis meses de edad.

En países con alta prevalencia de hepatitis B, se recomienda la vacunación rutinaria de todos los recién nacidos. Esto ha llevado a una notable disminución en la incidencia de infecciones por hepatitis B y casos de cáncer de hígado. Los profesionales de salud y laboratorio también deben recibir esta vacuna como protocolo preventivo.

Una vez completado el esquema de vacunación, se recomienda realizar una prueba de sangre a los 1-4 meses para verificar la respuesta inmune. Se considera adecuada una concentración de anticuerpos anti-HBsAg superior a 100 mIU/mL, con una esperanza de respuesta completa en aproximadamente el 85-90% de los vacunados. Aquellos que obtengan niveles entre 10 y 100 mIU/mL deberían recibir una dosis adicional, mientras que aquellos con menos de 10 mIU/mL deben ser evaluados para descartar una infección activa.

A pesar de la efectividad de la vacuna, algunos factores pueden influir en la respuesta inmune, como la edad avanzada, la obesidad y el consumo de alcohol. Las personas inmunosuprimidas pueden requerir dosis más frecuentes o de mayor concentración; en ciertos estudios, se observó que la vacuna es menos efectiva en pacientes con VIH. Sin embargo, el concepto de que la protección de la vacuna tiene una duración limitada ha sido refutado. Se ha demostrado que la inmunidad puede durar más de 25 años en aquellos que desarrollan una respuesta inmune adecuada tras la vacunación inicial.

Los efectos secundarios graves son raros, y su aparición generalmente se relaciona con reacciones alérgicas a alguno de los componentes de la vacuna. En estos casos, se debe suspender el esquema de vacunación. En general, se puede esperar una leve fiebre que no exceda las 24 horas tras la inyección.

A pesar de algunos estudios que han sugerido una posible relación entre la vacuna de hepatitis B y la esclerosis múltiple, muchos expertos no avalan estos hallazgos, citando deficiencias en la metodología del estudio. La vacunación sigue siendo un pilar fundamental en la prevención de la hepatitis B y sus complicaciones. La implementación de programas de vacunación eficaz debe ser una prioridad para seguir enfrentando este desafío de salud pública.